jeudi 6 octobre 2011


El infinito


Con los ojos cerrados miro lo que quiero

y lo que quiero no existe.

Jaime Sabines





en medio del nuevo continente

donde los sueños Incas siguen flotando

ahí donde el tiempo pasa volando

en un desierto que inunda la mente


el había llegado algún día soleado

como lo son todos en aquel lugar

pensó que había encontrado su hogar

y en esa oasis se había quedado

estaba muy lejos de su tierra

ya no tenía nacionalidad

se había borrado su identidad

pertenecía al agua y a las dunas


ella llegó tiempo después

sin saber, sin pensar a donde iba

pero eso no le importaba

se había salido del ajedrez

vivía en todos lados y en ninguno

caminando sin rumbo hacia la nada

una luz apagada en la mirada

buscaba el oasis de su sueño


para consumir los días

él fumaba cigarro tras cigarro

pero nunca pasaba el tiempo

no se consumían los días

ella había perdido la hora

debajo de alguna duna

sólo le interesaba la luna

había olvidado la memoria


se conocieron porque en ese pueblo

hay poca gente y la gente se encuentra

conversaron por la mirada

con llamas en el cuerpo abrazado

se amaron ahí en la Huacachina

donde sólo existe el infinito

se quisieron sin un grito

haciendo el amor en cada duna


comían dátiles y maracuyas

paseaban horas en el desierto

la arena como único espacio

con la complicidad de las estrellas

amándose bajo la luna llena

la pasión densa despertó el viento

no se asustaron con el terremoto

empezaron a cubrirse de arena


todo había desaparecido

las dunas se llevaron la Huacachina

el espacio se volvió arena

y el tiempo cayó en el olvido

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