El infinito
Con los ojos cerrados miro lo que quiero
y lo que quiero no existe.
en medio del nuevo continente
donde los sueños Incas siguen flotando
ahí donde el tiempo pasa volando
en un desierto que inunda la mente
el había llegado algún día soleado
como lo son todos en aquel lugar
pensó que había encontrado su hogar
y en esa oasis se había quedado
estaba muy lejos de su tierra
ya no tenía nacionalidad
se había borrado su identidad
pertenecía al agua y a las dunas
ella llegó tiempo después
sin saber, sin pensar a donde iba
pero eso no le importaba
se había salido del ajedrez
vivía en todos lados y en ninguno
caminando sin rumbo hacia la nada
una luz apagada en la mirada
buscaba el oasis de su sueño
para consumir los días
él fumaba cigarro tras cigarro
pero nunca pasaba el tiempo
no se consumían los días
ella había perdido la hora
debajo de alguna duna
sólo le interesaba la luna
había olvidado la memoria
se conocieron porque en ese pueblo
hay poca gente y la gente se encuentra
conversaron por la mirada
con llamas en el cuerpo abrazado
se amaron ahí en la Huacachina
donde sólo existe el infinito
se quisieron sin un grito
haciendo el amor en cada duna
comían dátiles y maracuyas
paseaban horas en el desierto
la arena como único espacio
con la complicidad de las estrellas
amándose bajo la luna llena
la pasión densa despertó el viento
no se asustaron con el terremoto
empezaron a cubrirse de arena
todo había desaparecido
las dunas se llevaron la Huacachina
el espacio se volvió arena
y el tiempo cayó en el olvido
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